Te lo pongo de esta manera…
Los 3 reinos latinoamericanos (Ragnaros, Quel’Thalas, y Drakkari) existen desde mediados del año 2008, casi coincidente con el lanzamiento de Wrath of The Lich King. Desde entonces y hasta ahora, solo se ha logrado llenar Ragnaros, y parcialmente Quel’Thalas. Drakkari a duras penas llega a la mitad de su capacidad.
Hoy en día (según wowprogress.com, contando personajes de nivel 60 con heroicos de Ny’alotha, o en una hermandad que los tenga):
Ragnaros: ~15798
Quel’Thalas: ~12763
Drakkari: ~2539
El público latinoamericano activo sería ~31100 jugadores. Si agregamos a los reinos brasileños, sería aproximadamente unos 47 mil jugadores. Somos un mercado marginal en comparación al americano o europeo, y en 13 años nunca ha crecido lo suficiente como para siquiera necesitar un reino adicional.
¿Qué te hace creer que lo pueda hacer como para justificar una inversión de colocación de servidores regionales? Eso, sin mencionar de que la colocación de estos servidores acarrearía 2 serios problemas:
- Latencia alta para jugadores americanos en el matchmaking con jugadores latinoamericanos. Solo le cambiamos la bandera al problema original.
- Separar jugadores americanos de latinoamericanos, como se ha hecho con los jugadores rusos con respecto al resto de Europa. La diferencia es que nosotros sos muchisimo menos cantidad que los rusos, y los tiempos de matchmaking pasarían a ser de HORAS, como ocurrió antes de unir los reinos latinoamericanos con los americanos a finales de Cataclysm.
En definitiva, el remedio sería peor que la enfermedad.
La relación costo-beneficio de invertir en Latinoamérica para cualquier tipo de empresa, hace que muchas veces nuestros mercados simplemente sean económicamente inviables, en especial para empresas cuyos servicios se consideran un lujo por el público local. Por algo es que World of Warcraft no tiene una competencia en Latinoamérica, como sí la tiene con Final Fantasy XVI en Estados Unidos, Europa, y Asia.
Personal que fue reemplazado por soluciones automatizadas, o que ya no era necesario porque la unidad de negocio a la que pertenecían era deficitaria. Así le vaya muy bien en el mercado, una empresa en Estados Unidos nunca conserva unidades de negocio que generen pérdida, simplemente porque el dinero empleado en mantenerlas se puede invertir en mejores soluciones, o en los aspectos a los que sí le va bien.
Difícil entenderlo para el latino promedio.
El problema del latinoamericano promedio es reclamar cosas como si fueran de su propiedad, o pretender que fueran una especie de “derecho adquirido”, cuando en realidad solo alquilan voluntariamente el privilegio a gozar de ellas a cambio de X dinero.