Crónicas de Valious: El exiliado

[Fragmento]

El día que nació, hasta los bosques de Lordaeron susurraron su nombre… un joven príncipe arrogante e impulsivo, que sucumbió ante los deseos de venganza y los susurros de una oscura y antigua entidad que manipuló su mente y robó su alma. Tras una dura cruzada que costó miles de vidas y que casi le cuesta la suya misma, finalmente alcanzó el trono helado en la cima del inhóspito continente del norte y así, se hizo uno con el poder. Luego, entró en un sueño profundo para recuperar las fuerzas que había perdido, aquel día… la muerte había ganado.

Cuando las personas comenzaron a saborear una victoria imperecedera y quizás una era de paz, el joven príncipe que alguna vez abrazó la luz, despertó de su letargo, ahora… como un rey.

Los susurros del padre que había muerto por su espada rúnica, orgullosamente expresaron como se convertía en un arma de rectitud. Que su linaje siempre había gobernado con sabiduría y fuerza, por lo que confiaba en que mostraría moderación en el ejercicio de su gran poder… pero lo más importante, es que su primera victoria, era saber conmover el corazón de su pueblo. Un enorme dragón caído iluminó los cielos helados y que, bajo sus esqueléticas alas, un ejército ilimitado de no muertos de brillantes ojos azules apareció en el horizonte, el ejército de la plaga, había regresado.

Sin embargo, aunque su nueva cruzada les costó la vida a incontables razas y puso en jaque a todo Azeroth. Un grupo de héroes, los mejores del mundo, se unieron bajo un mismo estandarte comandados por la Cruzada Argenta y su líder, Tirion Vadin. Una dura batalla entre la vida y la muerte se libró aquella noche en la cima del trono helado, donde todo había comenzado.

Los defensores del mundo dieron su mayor esfuerzo y cuando parecían rivalizar contra el rey exánime, este acabó con sus vidas utilizando su verdadero poder. Cuando todo se veía perdido, cuando la esperanza era una tenue luz entre tanta oscuridad, Tirion rompió sus ataduras y le asestó un golpe que decidió el destino de la batalla.

Los héroes volvieron del abrazo gélido de la muerte tras una de las pocas resurrecciones que se había visto en Azeroth. Ahora, el rey sin su arma, quedó a merced de todos los crímenes y las vidas que había arrebatado con su maldad, y finalmente cayó… porque ningún rey gobierna para siempre.

Fue en ese momento, en ese instante, que uno de los héroes llamado Valious Sunwalker observó cómo el rostro de un joven muchacho tal como un niño, sostenía con temor la mano del espíritu de su padre. Preguntándole si finalmente se había acabado y, desvaneciéndose en la muerte… fue aquella atormentada mirada que se le grabó en la mente a este paladín. Que en realidad habían asesinado a un joven que quizás nunca quiso todo lo que estaba ocurriendo y aún así, sin darle un juicio justo bajo la luz de la rectitud, lo masacraron sin piedad, sus manos estaban manchadas con su sangre…

Luego de una agridulce victoria, el grupo de héroes tomaron caminos separados pero Valious eligió abandonar el de la luz y como defensor del mundo, como adalid… tomó la decisión de autoexiliarse en una tierra lejana, donde nadie podría encontrarlo ni reconocerlo, y donde quizás, el tiempo curaría las atrocidades que cometió en nombre de la luz.

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